miércoles, 8 de diciembre de 2010

La respuesta tardía: Industria Creativa

Un martes de fines de octubre del 2008 defendí mi tesis sobre Comisión Fílmica en una sala de la UDD ante no más de tres evaluadores. Habiendo hecho la presentación con un power point llegó el momento en que los profesores me pedían aclarar sus dudas. Lo único que recuerdo de esa ronda de preguntas es el momento en que me preguntaron sobre lo que no tenía una respuesta completa. Uno de ellos me preguntó: ¿por qué una empresa se interesaría en formar parte de una Comisión fílmica? … breve silencio. Después dije que debido a la importancia que el país da a su imagen internacional, es que una zona, una ciudad y sus agentes económicos deberían interesarse en ser atractivos para atraer inversiones. Sin embargo el más agudo de mis evaluadores me dijo que con esa respuesta no prendería a un empresario ni en sueños. Que me faltaba marketing.

Ha pasado un par de años de eso y hace algunas semanas fui al Festival de Cine Internacional de Antofagasta, ahí, en el Foro de Industrias Creativas y Comisiones Fílmicas conocí a Bettina Bettati, comisionadora fílmica de Valdivia, representante de AustraLab y hermana de Bruno Bettati. En su exposición ella estuvo lúcida, no prometió garantías de ningún tipo y explicó en menos de una hora lo que es una industria creativa y lo que se necesita para tener una. Ahí me di cuenta que estaba presentando el eslabón perdido que habría completado mi defensa: Un nuevo modelo económico autosustentable que se ocupa de preservar el medio ambiente y el entorno social.

“Think global, act local”

Si tuviera que definir lo que es una industria creativa diría que es un modelo económico no tradicional, que puede producirse en las zonas geográficas que tengan el potencial para redefinir sus propios recursos sostenidos como el capital humano, la identidad, las locaciones, la propiedad intelectual, el talento y la versatilidad. No es fácil.

Lo que antes llamé en este blog Plataforma Audiovisual ahora se vuelve Industria Creativa, un nombre que abarca mucho más, por lo tanto resuelve dentro de sí mismo algunas cuestiones básicas que todavía no están tan claras como deberían, por ejemplo, que al hablar de industria creativa se habla de la existencia de un cluster que dinamize las políticas de innovación local, y también de asociatividad entre economía y cultura. Esto es necesario que se explique a las autoridades locales, a las empresas de distintos rubros y a los proveedores interesados en formar parte (porque los recursos no renovables se agotan y cuando eso suceda las industrias tradicionales disminuirán su rentabilidad).

Lo dicho por el ministro de economía Juan Andrés Fontaine en el seminario de Economía y cultura, puede sonar redundante ahora, pero hay que insistir: lo más importante de una industria creativa es unir cultura y desarrollo ¿Por qué? Respondo citando a Bettina quien asistió al seminario, “las razones por las cuales la economía se debe interesar en la cultura es porque forma parte del PIB”. Así de simple, el porcentaje de producción cultural se suma a las áreas económicas y se divide según el número de habitantes y el resultado mide el nivel de bienestar material de una sociedad.

Otras frases que tal vez parezcan obvias pero que quiero recalcar son: “Los países con el PIB per cápita más alto tienen un índice de producción económica que va de la mano con la cultura” y “... nosotros queremos destacarnos, queremos ser un país innovador, ya tenemos desarrollo económico y tenemos cierta estabilidad que algunos de nuestro vecinos no tienen, pero sin cultura no lo vamos a lograr”.

Para terminar, según mi opinión cada Comisión Fílmica chilena no podría encontrar mejor marco que dentro de una industria creativa de una zona geográfica delimitada, dentro de la cual se definirían las áreas de desarrollo (cine, publicidad, tecnología, teatro, música, minería, medio ambiente, arqueología, astronomía, gastronomía, etc., etc., etc.) que se convertirían al nuevo modelo económico.


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